Resumen
En 1912 celebramos el centenario de uno de los hallazgos más llamativos de la ciencia, la constatación de que los rayos X se comportaban como ondas electromagnéticas y, lo que fue aún más importante, que éstos interaccionaban con los cristales, a través del fenómeno denominado difracción, demostrando la constitución repetitiva de éstos últimos. Estos descubrimientos, debidos al físico alemán Max von Laue (laureado Nobel de Física en 1914), fueron seguidos por una buena dosis de hallazgos que cambiaron la historia de la química, física, biología, bioquímica y de la biomedicina. Con este ensayo pretendemos honrar a todos aquellos investigadores que, desde los inicios del siglo XX hicieron posible que podamos averiguar cómo son los cristales, las moléculas, las hormonas, los ácidos nucleicos, los enzimas, las proteínas y los virus; a qué se deben sus propiedades y cómo podemos entender su funcionamiento en una reacción química, en un tubo de ensayo, o en el interior de un ser vivo.