Abstract
Para intentar responder al requerimiento de mi amigo Miguel Ángel Sierra, relacionado con obtener visiones –entiendo que complementarias- de cómo ha evolucionado la química española a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, voy a bucear en mi memoria. No haré demasiado uso de información historicista precisa sino que, como hacen determinados pintores, utilizaré los pinceles de mis neuronas para retratar a groso modo estos cincuenta años.