Abstract
Nadie es poseedor de la verdad absoluta. Los que se la atribuyen están absolutamente equivocados. Generalmente excluyen los que no son de su “casta” con argumentos poco fundamentados, con extrapolaciones superficiales y erróneas, lejos de la realidad y típicos de los prepotentes. No son capaces de la más mínima autocrítica, se creen modelos a seguir y no son capaces de reconocer un elefante a tres metros. Estas personas también existen en el contexto de la Ciencia y Tecnología, como en otros muchos. Una tarea primordial es desarticular a los mismos con argumentos objetivos y bien fundamentados. Este es el principal motivo que me ha lanzado a escribir este artículo por la amable invitación del Editor de Anales de Química sobre el papel de la Química Analítica en el ámbito de la Química, obviamente huyendo de planteamientos tanto defensivos como ofensivos, con un enfoque alejado de la posesión de la verdad. Es una apuesta sólida, objetiva y basada en realidades y no en situaciones pasadas, que han sido heredadas lamentablemente hasta la actualidad.