Dimitri Ivánovich Mendeléiev (Tobolsk, Siberia, Rusia, 8 de febrero de 1834 – San Petersburgo, 2 de febrero de 1907, 72 años), químico ruso, padre de la tabla periódica, gran científico, pensador, inventor y patriota.
El año 2019 ha sido declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Año Internacional de laTabla Periódica de los Elementos Químicos (IYPT2019, en sus siglas inglesas).
El hidrógeno es el elemento más abundante del universo y el primero que se formó tras el Big Bang.
El aislamiento del helio es una de las historias más fascinantes de la química de finales del siglo XIX.
El litio (del griego lithos, piedra) es un metal alcalino, de aspecto plateado y tan blando que se puede cortar con un cuchillo. Bajo condiciones estándar es el metal y elemento sólido más ligero, que de hecho puede flotar en el agua.
El mineral berilo, que es un ciclosilicato de berilio y aluminio (Be3Al2(SiO3)6), se conoce desde la antigüedad en diversas formas.
El aislamiento del boro tuvo lugar en Penzance (Cornwall, Inglaterra) en 1808, cuando el químico inglés Humphry Davy observó la deposición de un precipitado sobre la superficie de un electrodo al pasar la corriente eléctrica a través de una solución de boratos.
El carbono es uno de los 92 elementos qu.micos naturales de nuestro planeta y constituye aproximadamente el 0,1 % de la corteza terrestre. Despu.s del oxígeno, es el elemento químico más abundante en masa (18 %) en el cuerpo humano.
El nombre de flúor deriva del latín “fluere” que significa fluir.
Su nombre deriva del griego νεος (nuevo), es un gas incoloro, inodoro e insípido.
El sodio, el elemento de número atómico 11 de la tabla periódica, es imprescindible para la vida. Entre otros aspectos, la "bomba sodio-potasio" es el motor de las células vivas. Se trata de una proteína que facilita el transporte de los iones sodio y potasio a través de la membrana celular.
El nombre de magnesio deriva de la ciudad de Magnesia, situada en la región de Tesalia en Grecia.
A pesar de su abundancia (en forma de Al3+) el primero en obtenerlo, aunque muy impuro, fue Hans C. Oersted en 1825, tratando el cloruro con potasio.
El descubrimiento del silicio (del latín sílex o silicis que significa pedernal) fue un proceso complejo que duró varias décadas.[1, 2]
El fósforo es un elemento no metálico, tiene diversas formas alotrópicas con fuerte contraste de propiedades.
El azufre es uno de los elementos conocidos desde la antigüedad.
Históricamente, el compuesto de cloro más importante es la sal común o cloruro de sodio (NaCl), que fue el punto de partida para la obtención del Cl2.
En 1785, Henry Cavendish observó que cuando el aire se sometía a descargas eléctricas en presencia de oxígeno para obtener óxido nítrico, alrededor del 1 % del aire quedaba sin reaccionar, lo cual le hizo pensar que éste no estaba formado únicamente por nitrógeno.
El potasio fue descubierto por Humphry Davy en 1807 por electrolisis de potasa cáustica (hidróxido de potasio). El propio Davy narra su descubrimiento “Coloqué un pequeño fragmento de potasa sobre un disco aislado de platino que comunicaba con el lado negativo de una batería eléctrica de 250 placas de cobre y zinc en plena actividad.
Su nombre deriva del término latino cal (calix), que designaba la cal viva o forma física del óxido de calcio. Es el quinto de entre los elementos más abundantes en la corteza terrestre (4,1 %), el tercero de naturaleza metálica, tras el aluminio y el hierro.
El escandio fue uno de los elementos cuya existencia fue predicha por Mendeléiev. El químico ruso llamó eka-boro a uno de estos nuevos elementos, y predijo, entre otras propiedades, que tendría un peso atómico de 44, que su óxido sería de la forma Eb2O3 y que el sulfato tendría la fórmula Eb2(SO4)2.
El primer mineral de titanio, una arena negra de Cornualles (Gran Bretaña), fue identificado en 1791 por William Gregor, un clérigo inglés y geólogo aficionado, del que extrajo un óxido de un metal desconocido. En 1795, el químico alemán Martin Heinrich Klaproth investigando una turmalina roja de Hungría detectó el óxido de un nuevo elemento, que resultó ser el descrito por Gregor, al que llamó titanio, en alusión los Titanes, los hijos de la diosa Tierra en la mitología griega.[2]
Andrés Manuel del R.o (Madrid, 1764 – Ciudad de México, 1849) fue un prestigioso mineralogista, que estudió en la Universidad de Alcalá de Henares y en la Escuela de Minería de Almadén, y que realizó buena parte de su trabajo en México, donde acabó residiendo y siendo un miembro activo de la sociedad civil y cultural de este país tras su independencia.
El químico francés Nicholas Louis Vauquelin aisló por primera vez cromo en 1798 tras disolver el mineral crocoíta (PbCrO4) en ácido clorhídrico. Una vez filtrado el plomo, fijó su atención en el líquido remanente del que con mucha paciencia consiguió aislar el nuevo metal. Asombrado por el gran número de colores que este elemento producía en disolución, decidió llamarlo cromo, del griego “chroma” que significa color.[1]
El origen de su nombre es dudoso. Puede provenir del latín magnes, que significa imán, porque la pirolusita, el mineral más común de este metal, tiene propiedades magnéticas. Otra posibilidad es que el nombre se origine de magnesia nigri, refiriéndose al mineral conocido como magnesia negra, que es un óxido de manganeso que se usaba para decolorar el vidrio.
El hierro es conocido desde la antigüedad y, de hecho, se denomina “Edad de hierro” al período prehistórico durante el cual se popularizó su uso como material para fabricar armas y herramientas (desde 1200 a. C. hasta 550 a. C.). El nombre hierro procede de la palabra latina ferrum, la cual era usada para referirse al elemento (el símbolo deriva de las dos primeras letras del nombre en latín).
El cobalto fue aislado por primera vez en 1735 por el químico y mineralogista sueco George Brandt a partir del mineral esmaltina (Co3As2), que se empleaba en la preparación de vidrios y esmaltes de color azul intenso.
El níquel fue aislado en 1751 por el barón Axel Fredrik Cronstedt en Estocolmo cuando estudiaba un nuevo mineral procedente de una mina en Los, Hälsingland, Suecia. Este mineral era de color rojizo y similar a la mena de cobre, por lo que sol.a ser confundido con ella, pero su naturaleza hac.a que no fuera posible extraer cobre de él.
El cobre (copper en inglés) fue uno de los primeros metales utilizados por el ser humano, hace unos 10.000 años, para fabricar monedas y objetos ornamentales. En aquella época era extrañdo en estado nativo, en forma de pepitas.
Muchos años antes de su reconocimiento como elemento, ya existían evidencias del uso del zinc en la Prehistoria, para fabricar utensilios de latón (aleación de Cu/Zn).
La existencia del galio fue vaticinada por D. I. Mendeleiev en 1871 al que denomin´ó eka-aluminio. P. Lecoq de Boisbaudran (1838-1912) lo identificó el 27 de agosto de 1875 en una blenda (mineral de zinc) de Hautes Pyr.n.es[1] mediante espectroscopía, y aislado tras la electrolisis de su hidróxido fundido en KOH.
El 6 de febrero de 1886, estudiando la composición de un nuevo mineral, la argirodita (Ag8GeS6), el alemán Clemens Winkler consiguió aislar, en forma de sulfuro, un nuevo elemento químico, el germanio (del latín “Germania”, Alemania).
El arsénico es un elemento que pertenece al grupo de los llamados metaloides o semimetales. Se presenta en tres estados alotrópicos: gris o metálico, negro y amarillo.[1] El arsénico gris (o forma α) es el estado normal y presenta una estructura cristalina romboédrica.
El selenio fue identificado en el año 1817 por el químico sueco Jöns Jakob Berzelius, que observó un residuo de color parduzco y aroma a rábanos podridos durante el calentamiento de la pirita de cobre (CuFeS2) para la obtención industrial de ácido sulfúrico. En principio lo identificó como telurio, pero posteriormente comprobó que había aislado un elemento nuevo. Por su relación con el telurio (tierra), se denominó selenio, que proviene del término griego “σελήνιον., selene y que se refiere al resplandor de la Luna.
El bromo es uno de los pocos elementos químicos que no conservan el nombre dado por su descubridor, porque cuando Balard lo preparó le dio el nombre de muride, derivado del latín “muria” (salmuera).
El kriptón o criptón debe su nombre a lo que representó su descubrimiento en el mundo de la química: era el elemento “oculto o secreto” existente tras la destilación del aire líquido.
El rubidio fue descubierto por los alemanes Robert Bunsen (químico) y Gustav Kirchhoff (físico) en 1861 mediante espectroscopia de emisión atómica usando el mineral lepidolita, un filosilicato del grupo de las micas y que actualmente es la fuente comercial de este elemento.
De todos los elementos aislados o descubiertos en las islas británicas (23), el estroncio es el único cuyo nombre honra a una localidad de estas islas. Concretamente, el nombre deriva de Estroncia, una población minera en las Tierras Altas de Escocia.[1]
El descubrimiento del itrio se encuentra ligado a Ytterby, una aldea en la pequeña isla de Resarö, al noreste de Estocolmo, en el que se encuentra la mina de feldespato y cuarzo más antigua de Suecia (cerrada en 1933).
El circonio (también es admitido zirconio) fue identificado por el químico y farmaceútico alemán Martin H. Klaproth en 1789 en el circón (ZrSiO4), piedra semipreciosa conocida desde la antigüedad con diferentes nombres (jacinto si es rojo, jargón si es amarillo, entre otros).
Su nombre proviene de la palabra griega “Niobe”, hija de Tantalus en la mitología griega. El tántalo es el elemento químico con número atómico 73, situado justo debajo del niobio en la tabla periódica, y comparte con él algunas características químicas notables.
El molibdeno es un metal de transición perteneciente al grupo número 6 de la tabla periódica, de color plateado, con una estructura cúbica centrada en el cuerpo a temperatura ambiente y una dureza de Mohs de 5,5 (Figura 1).[1]
El rutenio fue aislado y sus propiedades descritas en 1844 por el químico ruso Karl Karlovitch Klaus (1796-1864), nacido en la ciudad de Dorpa (actualmente Tartu, Estonia, entonces parte del imperio ruso), a partir del residuo insoluble en agua regia que se originaba en el proceso de extracción de platino de los minerales de los montes Urales que lo contenían.
El rodio fue descubierto en 1803 por el químico inglés Wollaston,[1] quien realizó importantes contribuciones en varias ramas de la ciencia como la de encontrar un método de purificación del platino en cantidades prácticas.
El paladio fue descubierto en 1803 por William Hyde Wollaston, quien lo aisló a partir de un mineral de platino bruto procedente de Sudamérica y le dio el nombre de paladio en honor del asteroide Palas, que había sido descubierto en las mismas fechas.[1] Wollaston no le asignó ningún símbolo químico.
Debido a su valor económico, su belleza inherente y que es el único elemento de la tabla periódica con género femenino, bien se justifica el título que se le ha dado a esta reseña.
El cadmio (cadmiun según la IUPAC) es un metal de color blanco con tonalidad azulada, d.ctil y maleable (Figura 1).[1] En 1817 fue descubierto por Friedrich Stromeyer en una muestra de carbonato de zinc (calamina) y le otorgó el nombre en latín cadmia, al encontrarlo en el mineral calamina.[2]
El indio fue identificado en 1863 por los químicos alemanes Ferdinand Reich y Hieronymus Theodor Richter cuando buscaban trazas de talio (un elemento que se acababa de descubrir) en minerales de zinc mediante análisis espectrográfico.
El estaño es uno de los elementos conocidos desde la antigüedad, su explotación comenzó en torno al 3000 a. C. dando inicio a la Edad del Bronce al descubrirse que mejoraba las propiedades del cobre al alearlo con él.
Este elemento se ubica en el bloque “p” del sistema periódico dentro del grupo 15, también conocidos como elementos pnicógenos.
El telurio (tellurium en inglés, según la IUPAC) fue descubierto por el ingeniero de minas y mineralogista austriaco Franz Joseph Muller von Reichstein en 1782, cuando analizaba una extraña mena de oro, de la que sospechaba que contenía bismuto o antimonio (aunque en realidad se trataba de AuTe2).
El yodo (iodine según la IUPAC) fue descubierto en 1811 por el químico francés Bernard Courtois cuando investigaba los restos acidificados de algas calcinadas.
El xenón (xenon, del griego ξένος [xenos] que significa extraño, raro) es un gas noble aislado en 1898 por los científicos británicos sir William Ramsay (premio Nobel de Química en 1904) y Morris Travers en los residuos obtenidos al evaporar los componentes del aire líquido.[1]
El cesio (caesium en inglés según la IUPAC) fue descubierto por el químico Robert Bunsen y el físico Gustav Kirchhoff a partir del estudio espectroscópico de minerales. Como pioneros en la espectroscopia de llama (en mechero Bunsen), descubrieron dos líneas azules inesperadas, en el análisis de agua mineral que contenía litio, sodio, potasio, calcio y estroncio.
A principios del siglo XIX diversos químicos se dedicaron a buscar nuevos elementos químicos, llegándose a reconocer 31 entre 1801 y 1868. En esta tarea, resultaron de especial ayuda los análisis espectrales y los métodos electroquímicos empleados por sir Humphry Davy, uno de los científicos más destacados de su época y el primero en aislar bario metálico en 1808, mediante electrólisis de sales de bario fundidas.[1] El nombre de bario proviene del término griego barys que significa “pesado”.
El lantano (lanthanum según la IUPAC) fue aislado en forma de óxido, como una impureza de nitratos de cerio contenida en minerales de cerita, por el químico sueco Carl Gustaf Mosander en 1839 y se le dio el nombre de lantano.
El praseodimio (praseodymium en inglés según la IUPAC), que significa “gemelo verde”, fue hallado durante el aislamiento del samario en 1879 por P. E. Lecoq de Boisbaudran a partir del mineral samarskita, de donde obtuvo el didimio, y en el que unos años más tarde (en 1882) llegó a la conclusión de que contenía dos nuevos elementos químicos aunque no los consiguió aislar.
En 1841, Carl Gustav Mosander (1797-1858), que era conocido por sus amigos como Pater Moses, preparó un óxido metálico de color rosa y creyó que contenía un nuevo elemento.
El prometio es el elemento lantánido menos abundante, con gran diferencia, entre las denominadas “tierras raras”.
El samario fue aislado por primera vez en 1879 por el químico francés Paul-Émile Lecoq de Boisbaudran (descubridor también del galio y el disprosio) a partir del mineral samarskita, de donde deriva su nombre.[1]
El europio pertenece al grupo de los elementos que tratan de inmortalizar un lugar geográfico que interesaba de modo particular a su descubridor (Figura 1),[1] como sucede con Mg, Mn, Cd, Cu, Sr, Y, Er, Sc, Ga, Ge…
El gadolinio fue descubierto por Jean Charles Galissard de Marignac en 1880, en Suiza. Marignad descubrió las líneas espectroscópicas de este nuevo elemento en muestras de gadolinita y didimia, minerales que contienen un buen número de elementos lantánidos.
El terbio es una tierra rara perteneciente al grupo de los lantanoides que presenta un total de 9 isótopos y 36 radioisótopos entre los cuales el 171Tb es el más pesado y el 158Tb el más estable dentro de los radioisótopos sintéticos.
El disprosio es una tierra rara perteneciente al grupo de los lantánidos de color blanco plateado (Figura 1). De sus isótopos naturales el 164Dy es el más abundante, aunque se han sintetizado veintinueve radioisótopos con masas atómicas que varían entre 138 y 173.
El holmio (procede de Holmia, nombre latino de Estocolmo) es un elemento de las tierras raras que fue descubierto en 1878 por Marc Delafontaine y Louis Soret independientemente, al observar líneas espectroscópicas previamente no registradas, tras lo que anunciaron el descubrimiento del “elemento X”.
El erbio fue identificado en 1843 por el químico sueco Carl Gustaf Mosander (Estocolmo, Suecia) en el mineral gadolinita (previamente denominado ytterbita o ytterita, porque se descubrió cerca de Ytterby, Suecia, y de ahí también el nombre del Er).[1]
El tulio fue descubierto por el químico sueco Per Teodor Cleve 1879 al buscar impurezas en óxidos de tierras raras. El nombre procede de "Tule", la región escandinava donde fue aislado. El elemento aislado por Cleve, no era totalmente puro, y no se consiguió purificar hasta 1910 por el químico estadounidense Charles James.
En 1878, el químico suizo Jean Charles Galissard de Marignac separó de la tierra rara erbia, un nuevo componente que llamo iterbia, por la ciudad sueca Ytterby, cerca de donde fue encontrado.
El inicio del estudio de las denominadas “tierras raras” comenzó en 1787, cuando el militar ilustrado Carl Axel Arrhenius (1757-1824) encontró en una cantera de Ytterby (Suecia) un extraño mineral de color negro al que denominó “piedra pesada de Ytterby”.
El hafnio fue el penúltimo de los elementos estables en ser descubierto (el último fue el renio, 1925) y el primero de todos identificado mediante análisis de rayos X aplicando la ley de Moseley.
El nombre del elemento hace referencia al rey Tántalo, padre de Niobe en la mitología griega, que fue castigado a pasar sed y hambre eternamente.
El wolframio (tungsten según la IUPAC) fue identificado por los químicos suecos Carl Wilhelm Scheele y Torbern Olof Bergman en 1781 en el mineral scheelita (CaWO4) y le dieron el nombre de tungsten (del sueco, que significa piedra pesada) de la que extrajeron su óxido, pero no fueron capaces de aislar el nuevo metal.
Según la tabla periódica de Mendeléiev (1869) en la familia del manganeso faltaban varios elementos y su descubrimiento no fue accidental sino producto de un largo trabajo que comenzó en 1922 con minerales de platino y, posteriormente, con minerales de azufre y la columbita.
El osmio fue descubierto por Smithson Tennant, a la vez que el iridio, al aislar estos dos metales contenidos en el residuo formado al disolver platino nativo en agua regia.
El iridio debe su nombre al color iridiscente de sus sales, y hace referencia a la diosa griega Iris que según la mitología griega es la deidad del Arco-Iris.
La historia del mercurio y su relación con el ser humano hunde sus raíces en culturas diversas y tiempos remotos. Junto al elemento que le precede en el Sistema Periódico, el oro, el mercurio constituye uno de los siete metales de la Antigüedad.
La fecha en la que el plomo fue aislado por primera vez es desconocida. Los romanos fueron los primeros en explotarlo a escala industrial y ya era objeto de comercio con los fenicios en el siglo x a. C. Los alquimistas lo consideraban como el metal más antiguo y lo asociaban al planeta Saturno. Su símbolo deriva del nombre latino plumbum.
El bismuto se conoce desde antiguo, conservándose objetos de este metal de época medieval. Sin embargo, su identificación como elemento claramente diferenciado es muy posterior.
El polonio es un elemento con radiactividad natural que se encuentra en el medio ambiente en concentraciones extremadamente bajas.
En 1869, Dimitri Mendeléiev dejó un espacio en blanco justo debajo del yodo. El elemento que ocuparía dicho hueco se llamó eka-iodine. Este hecho, alerto a los científicos sobre la posibilidad de encontrar a un nuevo elemento, como así ocurrió, 71 años después.
El radón, elemento de número atómico 86, fue detectado por primera vez en 1899 por Ernest Rutherford y Robert B. Owens como un gas radiactivo que liberaba el torio
Radiactivo, inestable y reactivo, el último de los metales alcalinos inaugura el séptimo período del Sistema Periódico.
El nombre de radio (radium según la IUPAC) proviene del latín radius que significa rayo y fue dado por Pierre y Marie Curie a este elemento debido a su luminosidad.
El descubrimiento del actinio es clásicamente atribuido al químico francés André Debierne.
A este elemento se le llamó torio (thorium) en honor a dios nórdico del trueno, Thor.
El protactinio es un elemento que fue correctamente predicho por Mendeléiev en su tabla periódica de 1871.[1]
El descubrimiento del uranio se atribuye al químico alemán Martin Heinrich Klaproth (1743-1814) en 1789.
Al igual que sus elementos vecinos, el neptunio también le debe su nombre a uno de los planetas del sistema solar: Neptuno.
Enrico Fermi y su grupo de investigación, en Roma, informaron en 1934 del descubrimiento del elemento 94 y lo denominaron hesperium, mencionándolo en el discurso del premio Nobel en 1938.
Fue aislado a finales de la Segunda Guerra Mundial por un grupo de investigadores del Laboratorio Metalúrgico (actual Laboratorio Nacional de Argonne) de la Universidad de Chicago dentro del Proyecto Manhattan vinculado al desarrollo de armas nucleares.
El curio fue obtenido y aislado de forma artificial por Glenn T. Seaborg, Ralph A. James y Albert Ghiorso en la Universidad de California en 1944.
El berkelio (Berkelium en inglés, Figura 1) es un elemento sintético producido por primera vez en el ciclotrón de 60 pulgadas de la Universidad de California (Berkeley, California).
El californio es un elemento transuránido que se sintetizó por primera vez en el Radiation Laboratory (actualmente Lawrence Berkeley National Laboratory) de la Universidad de California en febrero de 1950, tan solo dos meses después de la preparación e identificación del primer isótopo de berkelio.
El einstenio se detectó (con 200 átomos) en material recogido del hongo de la primera prueba de bomba termonuclear, realizada en una isla del Pacífico.[5]
El fermio es un elemento sintÉtico perteneciente al grupo de los actínidos.
La explosión de la primera bomba de hidrógeno conocida como Ivy Mike, dio lugar al nacimiento de dos elementos químicos.
El nobelio es un elemento químico sintético que pertenece a la serie de los actínidos. Su número atómico es el 102 y su símbolo el No.
En 1961, en Berkeley, el equipo de A. Ghiorso, T. Sikkeland, A. Larsh y R. M. Latimer bombardearon una muestra que contenía tres diferentes isótopos de Cf con 11B y 10B y obtuvieron lo que identificaron con el isótopo 257103, posteriormente corregido a 258103 con un período de semidesintegración de 8±2 s (Figura 1).[1]
El rutherfordio es un elemento radiactivo que no se encuentra en la naturaleza por lo que debe ser sintetizado.
El dubnio es un elemento sintético, altamente radiactivo, que no existe de forma natural en nuestro planeta.
El elemento 106 es un elemento radiactivo que no tiene isótopos estables.
El bohrio es un elemento sintético que no se encuentra en la naturaleza.
El hasio es un elemento radiactivo que forma parte de los 26 elementos transuránicos obtenidos artificialmente gracias a la desintegración beta propiciada por los avances en la comprensión y la tecnología de la física nuclear.[1]
El meitnerio o eka-iridio (como lo denominó Mendeléiev) fue originalmente llamado unnilenio y wolschakio, hasta que en agosto de 1997 fue nombrado meitnerio por la IUPAC, con símbolo Mt, en honor a la científica austríaca Lise Meitner (1878-1968) (Figura 1).
El darmstatio (nombrado inicialmente de forma provisional como ununnilio y posteriormente, pero no oficialmente, como madvedevio) fue sintetizado artificialmente el 9 de noviembre de 1994, en el Centro de Investigación de Iones Pesados (GSI, de sus siglas en alemán) en Darmstadt, Alemania, de donde proviene su nombre, al bombardear átomos de plomo 208Pb con iones acelerados de níquel 62Ni.
El roentgenio (nombrado provisionalmente de acuerdo a las normas sistemáticas de la IUPAC como unununio, Uuu, hasta la asignación de su nombre actual en 2004) fue descubierto por Peter Armbruster y Gottfied Münzenberg en 1994 en los laboratorios de investigación de iones pesados (Gesellschaft für Schwerionenforschung) de Darmstadt (Alemania)[1] y se confirmó en 2003 mediante un experimento independiente llevado a cabo por investigadores del acelerador lineal RIKEN (Japón).
El copernicio, Cn, es el elemento número 112 de la tabla periódica, situado dentro del grupo 12 y en el período 7, dentro del conjunto de elementos denominados transactínidos.
Denominado inicialmente como ununtrio, Uut, el descubrimiento de nihonio fue reclamado conjuntamente por un equipo del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de Estados Unidos y un grupo de Dubná, Rusia, entre 2003 y 2004, así como por los investigadores japoneses en el laboratorio RIKEN, que lograron sintetizar y observar el elemento, convirtiéndose así en el primer elemento sintético en ser producido en Japón.
El flerovio es un elemento artificial superpesado y extremadamente radioactivo.
El moscovio es uno de los elementos que completan el séptimo período de la tabla periódica.
El livermorio es un elemento artificial que se logró sintetizar por primera vez el 19 de julio de 2000 en las instalaciones del Instituto Central de Investigación Nuclear de Dubná (Rusia),[3] por el equipo formado entre los investigadores del centro ruso, dirigidos por Yuri Oganesián y Vladímir Utionkov, y los del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de EE. UU.
El teneso ocupa el penúltimo lugar del séptimo período de la tabla periódica.
El oganesón debe su nombre al físico nuclear ruso Yuri Ts. Oganessian (Figura 1) y es el último elemento confirmado de los 172 que se estima pueden existir.[2,3]
La obtención de Ubn no ha sido todavía confirmada, por lo que las propiedades propuestas son estimaciones teóricas (pero basadas en cálculos refinados recientes).